Los bereberes son un pueblo salvaje que solía adorar al sol, vivían en las montañas y pertenecían a las tribus Amaziges; su lugar de origen se encuentra situado en el norte de África en Libia, Argelia y Marruecos. Satanás llevó a un grupo de villanos llamados bereberes para destruir estas comunidades monásticas.
Los bereberes atacaron cinco veces el desierto del Valle Al-Natrón durante un período de 400 años, desde 407 hasta 840 y en cada ataque asesinaron a muchos monjes destruyendo los monasterios y quemando sus celdas. La causa por la que los bereberes atacaron la región del Valle Al-Natrón, en particular, es que esta región es la más cercana que encontraban cuando salían de sus países de origen.
El primer ataque tuvo lugar en el año 407, por lo que San Bishoy dejó el desierto de Al-Askete para dirigirse al Monte Ansena. San Juan el Pequeño fue al Monte Al-Qalzam en la región del Mar Rojo junto al Monte Antonio y San Moisés el Negro fue martirizado durante este ataque.
El segundo ataque ocurrió en el año 434 y, debido a este asalto, San Arsanius el maestro de los hijos de los reyes se marchó de Al-Askete y se dirigió al área de Tora cerca de Helwan.
El tercer ataque fue en el año 444. Durante esta arremetida los bereberes asesinaron a cuarenta y nueve monjes en el monasterio de Anba Makar, luego llegaron al monasterio de Anba Bishoy en donde lavaron sus espadas manchadas con la sangre de los mártires en el pozo ubicado frente a la antigua iglesia de Anba Bishoy. Debido a este hecho, el pozo fue llamado “el pozo de los mártires”.
El cuarto ataque se produjo en el año 620 y fue más feroz y más arduo que los anteriores. En aquel entonces, Al-Askete estaba totalmente en ruinas y el monasterio de Anba Bishoy demolido íntegramente. Durante este ataque los bereberes capturaron a San Samuel el Confesor, a quien torturaron severamente. Sin embargo, Dios quería reconstruir Al-Askete, por lo que el papa Benjamín I (trigésimo octavo Patriarca) llevó a cabo la reconstrucción.
El quinto ataque ocurrió en el año 840 y también fue muy despiadado. Los bereberes asesinaron a un gran número de monjes y destruyeron Al-Askete. Sin embargo, Dios quiso poner fin a esta persecución y quitarles la espada del cuello de los monjes. El final de los bereberes estuvo a manos de Ahmed Ibn Tulun, quien se dio cuenta de que representaban una amenaza para la frontera occidental de Egipto. Por lo tanto, reunió a los comandantes de su ejército para dirigirse al área del Valle Al-Natrón, sitio en donde tuvo lugar una feroz batalla liderada por el mismo Ahmed Ibn Tulun. Finalmente, el ejército obtuvo la victoria y los bereberes ya no regresaron a la región del Valle Al-Natrón.