El Valle de Al-Natrón es una despresión geográfica que a través del tiempo ha tenido varios nombres. El primero, Sakht Hamat, que significa “campo de sal” debido a la abundancia de sal en el lugar. También fue llamado Monte Al-Natrón. En el siglo IV fue conocido como Desierto de Shehit, nombre copto que significa “armonía del corazón” y que era un lugar de culto para llevar una vida ascética y de renovación.
Este nombre tiene una historia narrada en el libro de las virtudes de San Macario, que fue verificada por el erudito Emilino: Se mencionó sobre la autoridad de Abu Makar y que el Señor de la Gloria le envió a un querubín y que al llegar posó su mano en el corazón como si lo estuviera pesando o midiendo, entonces Abu Makar le dijo -“¿Qué es esto?” y el querubín respondió -“Mido y peso tu corazón”.
Uno de los nombres con el que también fue llamado este lugar es Al Askete, que significa “el ermitaño o los ermitaños” y, a veces, es asociado a su fundador Askeet Macarius. También fue conocido como Valle Amado, nombre dado por un hombre que en aquel tiempo vivía allí, y otro nombre que recibió fue Al-Hokaria. En la actualidad, se conoce como Valle Al-Natrón.
El Valle Al-Natrón es uno de los lugares bendecidos por la Sagrada Familia durante su paso por Egipto. San Macario el Grande inició allí su vida ascética fundando el primer grupo monástico en esta región. Paladio señala que San Macario el Grande fue al desierto a la edad de treinta años, vivió allí durante sesenta años y murió en el año 390.
La Sagrada Familia durante su paso reunía a su alrededor a todos aquellos que querían una vida de soledad, ascetismo y oración. En el año 356 se dijo que el lugar estaba habitado por tantos monjes que los ermitaños y amantes de la soledad consideraron que allí había demasiada población.
De esta comunidad monástica se formaron cuatro sociedades monásticas. San Macario fundó el Monasterio de Baramous en memoria de los Santos Máximo y Domadeo. Posteriormente, fundó otro monasterio con su nombre que actualmente se conoce como el Monasterio de Abu Makar.
En el mismo periodo, San Juan el Pequeño estableció un monasterio en su nombre que fue demolido completamente en el siglo XVII debido al daño ocasionado por termitas. Anba Bishoy fundó también un monasterio, que actualmente se conoce con su nombre. De ese modo, los cuatro monasterios fueron fundados en el siglo IV en el período de San Macario el Grande.
Entre los santos más famosos de ese período, que fueran discípulos de San Macario el Grande se encuentran los Santos Máximo y Domadeo hijos del rey romano Valentino (364-375), San Isidoro sacerdote de Al-Qalali, el fuerte y arrepentido San Anba Musa el Negro quien vino a Al-Askete en busca de su propia salvación, San Anba Arsany maestro de los hijos de los reyes de Roma y San Anba Befnotius padre de Shehit y muchos otros que dejaron a sus familias y optaron por una vida en soledad.
Numerosos viajeros extranjeros y religiosos de la Iglesia occidental visitaron esta región para conocer la vida monástica y llevar la bendición de sus habitantes. Más tarde, regresaron a sus lugares de origen llevando consigo lo que pudieron de tal legado y escribieron grandes libros acerca de esta experiencia y establecieron sistemas monásticos occidentales basados en su modelo.
Entre los personajes más célebres que visitaron la región en aquella época fueron: Paladios autor del libro “Paraíso de los monjes”, San Basilio obispo de Cesárea, San Jerónimo, el historiador Rufinos y San Juan Casiano, además de muchas mujeres que vinieron a observar a los ermitaños egipcios soportando el agobio y las dificultades del viaje. Entre ellas vinieron Santa Melania la española y Santa Paula la italiana, que acompañó a San Jerónimo; así como aquella famosa princesa en la historia de San Arsánio. Esto es diferente a muchas otras nacionalidades que vinieron a vivir al desierto para llevar una vida ascética como los egipcios.