Durante el paso de la Sagrada Familia por el Monte Natrón al sur del desierto de Shehit o Scete, el Niño divino y su Virgen Madre bendijeron este lugar en donde posteriormente se construyeron monasterios. Se decía que el Niño divino le dijo a su madre -“Sabes madre mía, muchos monjes, ermitaños y luchadores espirituales vivirán en este desierto que servirán a Dios como ángeles”. Mientras estaban allí y al pasar por el manantial de Al-Hamra Jesús hizo brotar un manantial de agua dulce conocido como el “Manantial de María”. Este manantial se encuentra en el centro de esta zona saturada de sal de Natrón en medio de un lago de agua salada. En la actualidad, el lago aún se encuentra a unos tres kilómetros del Monasterio de Baramous.